viernes, 28 de abril de 2023

Mi exposición- Emily Dickinson

 Mi primera exposición del tercer trimestre y personalmente la que mas he disfrutado compartir junto a mis compañeros ya que Emily no es como todas las poetas, esta autora fue una adolescente que iba a un instituto como cualquiera de nosotros aunque ella fue mas afortunada que las mujeres de su época y recibió una educación mucha mas profunda que el resto y que mas tarde plasmo en sus obras. Era una mujer muy inteligente y tenia claro lo que quería.


No tenemos mucho conocimiento de la vida personal mas de lo que se publico por investigadores y restos que se fueron encontrando o información que se fue obteniendo gracias a su hermana que no quiso que Emily cayese en el olvido debido a su gran talento.El primer misterio sobre esta autora son los almenos 300 poemas que escribió apasionadamente para alguien que hasta hoy en día no se conoce quien es a pesar de varios rumores de que fueron dirigidos a Susan Gilbert, la joven se puso en manos de hombres sabios mayores que ella para obtener consejo sobre la creación artística quienes la instruyeron y le recomendaron lecturas ya que era una mujer muy perfeccionista. En vida, Emily únicamente publicó seis poemas.

Los cuatro primeros aparecieron en el diario local que dirigía su amigo Samuel Bowles, aunque se desconoce si la autora dio su consentimiento. El quinto, titulado “The Snake” se publicó en The Springfield Republican, en contra de la voluntad de Emily. Dickinson se encerró en casa, obsesionada con su creación poética, y dedicó todos sus esfuerzos a desarrollar la extraordinaria obra por la que se la conoce. En 1884, la muerte de su sobrino, el hijo menor de Austin y Susan, la dejó devastada. Dos años más tarde, escribió su última carta en la que decía “me llaman”, refiriéndose a la muerte, y dejó el mundo el 15 de mayo de 1886. 

Una migaja....
Dios le dio un pan a cada pájaro,
pero a mí sólo una migaja.
No me atrevo a comerla,
aunque perezca.
Tenerla, tocarla,
es mi doloroso placer.
Confirmar la hazaña que hizo mío el pedacito.
Demasiado feliz, en mi suerte de gorrión,
para codicia mayor.
Puede haber hambruna a mi alrededor
que no perderé ni siquiera una miguita.
¡Tan espléndida resplandece mi mesa!
¡Tan hermoso se muestra mi granero!
Me pregunto cómo se sentirán los ricos,
los maharajás, los condes. Yo creo
que, con sólo una migaja,
soy soberana de todos ellos.


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